Godard se muestra tan ferozmente realista como Bazin: para Godard la fuerza del filme radica en su captación de lo real. Pero esta fuerza es siempre el resultado de un ángulo concreto, tanto si ese ángulo lo aporta la cámara como si es fruto del montaje. La realidad no se limita a presentarse ante nosotros por sí misma, sino que es captada por la articulación específica de la película. La tarea del realizador consiste en hallar la articulación que resulte más apropiada.
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[Cita escrita por Godard]: Si la dirección es una mirada, el montaje es un latido. La previsión caracteriza a ambos; pero lo que la una trata de prever en el espacio, el otro lo busca en el tiempo.
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Resnais y Marker eran mayores y habían experimentado como adultos la guerra y la Liberación: Marker trabajó en Travail et Culture con Bazin, y Resnais tuvo un papel decisivo en la formación cinematográfica de Bazin durante la guerra. Al igual que el propio Bazin, todos eran hombres y mujeres de izquierdas. Aunque habían hecho películas en los años cincuenta –Michel Marie selecciona el filme La pointe courte, de Agnès Varda (1954) como un ejemplo del nuevo tipo de producción que trajo consigo la Nouvelle Vague–, fue Hiroshima mon amour, de Alain Resnais (1959), el título que demostró que la Nouvelle Vague tenía una significación histórica y una categoría estética que hacía parecer Al final de la escapada como una cinta de adolescentes. Godard fue testigo del impacto que sufrió el grupo al comprobar que en el mundo del cine francés había algo más que “cinéma de qualité” y que hitchcockianos-hawksianos.
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Una de las características notables de la carrera de Godard es que nunca deja de hacer películas. Desde 1954, cuando realizó su primer corto, ha hecho un filme, si no más, casi cada año. La única ruptura en esta increíble productividad se da entre 1972 y 1974. Hay razones prácticas para ello. La prolongada recuperación y las frecuentes hospitalizaciones tras su accidente, la mudanza de París a Grenoble y la creación de nuevas estructuras mercantiles desempeñaron su papel.
[Seix Barral. Traducción de Vicente Villacampa]