…porque es leer a Mara, a Mónica, a ese cuerpo de mujer donde habitan más mujeres, donde habitamos otras mujeres y querer besarla.
Besar su mano, su pelo, su boca,
su oscuridad templada,
sus poemas que “no son poemas, son buques cargados de barcos, cargados de agua”.
Besar su aliento de madre, de tierra, de lluvia,
de sopa de sobre exprés.
Besar la rutina, la colada, el esfuerzo de
llegar a fin de mes.