El 15 de enero de 1686 Luis XIV despertó con una molestia aguda. Diagnóstico: quiste pilonidal sacrocoxigeo. A sus 47 años el Rey Sol había librado decenas de guerras, tanto en Europa como en su propio país, pero ninguna le resultaría tan atroz e implacable como esta que le sobrevino aquel día en la zona perianal y que se prolongaría durante un año entero.
José Ángel Barrueco relata con humor y conocimiento de causa los pormenores de una enfermedad tabú. La intrahistoria de un año del rey más poderoso del mundo.