A Juanjo.
Todo lo que el tiempo ha desgastado
lo suplimos con pequeños trofeos
que guardamos en la memoria.
Las sorpresas son encuentros bajo la lluvia
y protegernos bajo el mismo paraguas.
Dormir al calor de las sábanas
que forman parte del ajuar de una vida
en la que nadie pudo hacer sombra
a tanto y tan cómplice amor.
A pesar de desvaríos y curvas peligrosas,
de puentes colgantes que soportaron
toneladas de sinsabores y agravios,
permanecemos en la pared de sombras chinescas
dibujadas con la entrega más absoluta.