Algún día me iré.
Seré valiente y me desprenderé
de lo que hasta entonces he sido.
Me despediré de mí frente al espejo
y me llevaré los huesos
y la sombra oscura
del que una vez casi logra
escapar de sí mismo un par de pasos.
Algún día me iré.
Me huiré de espaldas,
y me dejaré atrás
hasta ser mi propio horizonte.
Ya no me doleré,
ni tendré miedo al miedo.
Porque algún día sé que me iré,
tan ligero como vine,
tan desnudo como el primer día.
Alfredo P. Pérez