El coloso de Marusi, de Henry Miller

 

 

Muchas veces, al escribir, he mirado por encima de mi propio hombro desde más allá de la tumba, más atento a las reacciones de los que habían de venir que a las de mis contemporáneos. Una gran parte de mi vida ha correspondido, en cierto modo, al futuro. Respecto de todo lo que me interesa vitalmente, soy en realidad un hombre muerto, vivo sólo para unos pocos que, como yo, no podían esperar a que el mundo recuperara el terreno perdido. No lo digo por orgullo o vanidad, sino con humildad no desprovista de tristeza.

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Una cosa es segura, pensé para mis adentros: en nuestra vida no se remediará el caos y la confusión que está creando esta guerra. No se podrá reanudar todo donde lo habíamos dejado. El mundo que conocimos ha muerto para siempre. La próxima vez que nos encontremos, será sobre las cenizas de todo lo que en tiempos apreciábamos.


[Edhasa. Traducción de Carlos Manzano]

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