En De lo terrible, Ana Martínez Castillo regresa a una poesía de corte visionario que hace de la metáfora dios verdadero. Una poesía marcada por la búsqueda de la belleza y sus bifurcaciones en lo ominoso, porque todo ángel es puro y aterrador al mismo tiempo. En los versos que componen De lo terrible, la autora reafirma sus convicciones estéticas, el descenso a la parte trágica de la vida, la certeza de la muerte y lo sublime como refugio.