Nos acercamos de nuevo a Culturamas, nuestra revista online de cabecera, para reseñar Tatsumi, el cómic que Satori Ediciones acaba de publicar recopilando algunas de las mejores historias cortas del maestro del manga y padre del género gekiga Yoshihiro Tatsumi. Aprovechando la buena nueva, repasamos fugazmente la producción del mangaka e intentamos poner su figura en relieve dentro de la historia del manga y del cómic en general.
Les dejamos aquí con el comienzo de nuestro texto. Más en: "Tatsumi, de Yoshihiro Tatsumi. La confirmación de un clásico".
Tengo la sensación de que nos ha costado aprender a querer a Yoshihiro Tatsumi en occidente. Y eso que fue uno de los primeros mangakas reputados de los que tuvimos noticias. En nuestro país, relativamente pronto. Probablemente fue el primer autor de manga publicado en español. Sus historias aparecieron en El Víbora a comienzos de los 80. Luego, en 1982, La Cúpula recopilaría algunos de aquellos relatos cortos que venía publicando en su revista en el cómic Qué triste es la vida y otras historias (que sin duda hoy definiríamos como «novela gráfica»).
Pese a ello, el impacto de Tatsumi no alcanzó ni de lejos la repercusión que tuvieron algunos de sus compatriotas editados a lo largo de la siguiente década en publicaciones similares. Su realismo, el tono oscuro y desesperanzado de sus relatos, no consiguió cautivar a las audiencias occidentales como luego harían otros dibujantes de manga adulto como Katsuhiro Otomo con su exuberancia cinética ciberpunk o Jiro Taniguchi y el realismo contemplativo de obras como El caminante o El almanaque de mi padre. El sobrio costumbrismo existencial de Tatsumi no estaba envuelto en el halo misterioso y las resonancias míticas que acompañaban a mangakas como Yoshiharu Tsuge o Shigeru Mizuki, cuyo eco llegaba a occidente a través de menciones bibliográficas y referencias en antologías, incluso antes de haber sido publicados fuera de Japón.