Así suceden las cosas: la luz va llenando todo, van entrando y se sientan alrededor de las mesas, algunos, en los sofás, otros, se acomodan en la barra y piden un cóctel. Miran a las chicas que pasan en busca de alguien. No nos importa de dónde vienen o qué han hecho antes de venir aquí: discutir con sus mujeres, engañar a sus maridos, emborracharse después de salir de la oficina, pero todos vienen en busca de los mismo. Ellos prefieren ser anónimos en este espacio rojo donde, por un momento, van a ser otros, o mejor aún, van a ser nadie, van a escuchar una banda de jazz durante unas horas. Hablarán con alguien mientras fuera piden un taxi que los dirigirá de nuevo a sus vidas, pero durante ese tiempo han recibido el abrazo de la ciudad cruel, el abrazo partido que sabe tan bien, como la boca roja de esa mujer de la cual no sabes su nombre, y como recuerdo, ese olor robado, ese olor que ahora tendrás que esconder, o que se disuelve solo en el cuarto vacío que recibe tu desidia cuando llegas de nuevo a tu casa.
Joaquín Fabrellas,
de El imposible lenguaje de la noche
(Chaman Ediciones, 2020)
https://chamanediciones.es/producto/el-imposible-lenguaje-de-la-noche-joaquin-fabrellas/