Nunca habrás nacido
Joven retraída y mujer declinada, caminas por la vida con pies de metralla. Las manos son largas, teclean un sonido eterno. Los labios no dejan de amar entre el mundo imaginario y el verdadero. Desconoces en qué momento te pusiste a caminar; el sendero no era recto, la montaña no te dejaba hablar. La cumbre estaba lejos.
El rostro colmado de arrugas finas
Tejidas por los años
Verdades y mentiras, odio y sosiego.
El cuerpo camina esbelto apoyado en un bastón de cristal. El corazón apenas siente y la mente se fragua de maldad. Dulce niña que olvida la juventud y se disuelve en un vaso lleno de azafrán.
Fe, esperanza y caridad
El señuelo de tu vida
Sin ir a misa ni rezar.
Te apiadas de los sintecho, de los rumanos que escarban la basura, de los pedigüeños, de las personas cuya salud deja mucho que desear. Y sigues tu existencia sin mucho que decir y poco que dar.
Volutas de humo se alzan al techo
copa de vidrio con líquido espeso
la sangre brota
el aire se agota,
olvida los sueños.
Yacerás en el camposanto un día de estos. La mañana clara morirá en tus ojos. Las nubes no serán rebaños de borregos; las campanas no tañerán tu muerte, las flores se marchitarán y los gusanos brillarán en la carne corrompida y el también en el cerebro.
Bebida por la muerte
Nutrida por despecho
Café de molinillo
Tiritas de miedo
Tu cuerpo hermoso, estará deshecho en un cajón de madera sin cruz en la tapa ni nombre en la lápida de otro. Nadie recordará cómo te llamabas ni tampoco tus ojos.
Nunca habrás existido
Nunca habrás nacido
Nunca saliste del lodo.
@Anna Genovés
Dos de mayo de 2021
*Anoche vi el primer capítulo de la cuarta temporada de 'El cuento de la criada' y recordé que este poema podría acompañar a June