I wanna be Anna Livia Regina Plurabelle.

 







1.    El verano de 14 fue fantástico. No me acuerdo de nada.

Visitas a tus viejos. No sabes qué clase de flores regalarles. Huele a desinfectante. Traes cartas de tus hijos con estampas, dibujos y mapas del más allá. No te acompañan porque su mamá piensa que les hará mala impresión.

“cáncer del griego karkinos que significa cangrejo
madre septiembre de 1983 nicho 205
padre mayo del 2004 nicho 3229
la vendedora de crisantemos fue reina de la secundaria
ahora vende en el mismo puesto en compañía de su
nieto de 1 año”

Fragmento de: Pablo Gabo Moreno. Eurythmics.






2.    En la fila las hormigas negras cargan sobre sus espaldas hojitas verdes que triplican su peso. A la hora de la siesta el niño juega a cortarlas con una tenaza. Las dos partes de la hormiga siguen con vida aunque caminan con dificultad y rompen la fila.

La biografía más certera para millones de niños del tercer mundo es Mi pobre angelito. Una familia que te abandona durante varios días. Habría que hacer los ajustes correspondientes: en lugar de una mansión un cuarto de 3x3, un televisor a blanco y negro, un refrigerador que no hace cubos de hielo. Nadie intentará robarte pero escucharás las discusiones y las sesiones amorosas de los vecinos. No eres rubio pero a los 30 años tu aspecto es muy parecido al de Macaulay Culkin, cualquiera apostaría que eres uno de esos hombres que acuden a AA y tienes una anforita en los pantalones.

“le diste el primer beso
a tu mejor amiga en la plaza
y te comió un enjambre de abejas

tuviste tu propio mc donalds
un perro llamado Dólar
y te volviste un paranoico

te dejaron solo en casa
y pasaste la noche buena
abrazado a un mendigo

feliz navidad
Kevin”

Fragmento de: Matías Matarazzo. Cosas bellas.






3.    ¿Habrá sido punk en su vida pasada?

Soñabas con entrar a una bóveda, deslizarte en paredes doradas de monedas y joyas. Para hacerlo debías dar una contraseña: I wanna be Anna Livia Regina Plurabelle. Después vencer a una adolescente frente a un tablero. Cuando lo contaste a la analista te pidió que en la siguiente sesión te limitaras a tus experiencias familiares y si daba tiempo a la angustia que te provoca el ruido del garrafón de agua de la oficina.


“La campeona de ajedrez
camina por el hotel
masticando aros de cebolla
en su brillante cajita naranja.

Esto no le impide el análisis
de la defensa siciliana
(peones entregados al fragor
de la pequeña ilusión).

Tampoco olvida los senderos
invisibles del Pato Donald,
ni la filiación errática
de sus sobrinos pródigos.”

Fragmento de: Alejandro Méndez. Cosmorama.”





4.    La humanidad se debate entre lo underground y lo comercial.

Su hermano me dijo: “Anda tirala”. Estiré el brazo izquierdo, toqué la empujé. Pensé que se resistiría, que daría un paso pequeño, lateral. Se fue hacia atrás. En la barra su hermano bebía una piña colada. Escuché cómo se reía. Ella tardó en reaccionar, cuando lo hizo me dijo que sacara la bolsa porque ahí tenía la billetera, un libro y su teléfono. Sus credenciales intactas, la novela de Auster daños considerables, el cel no encendió.

“La única foto que queda
de los dos es una, abrazados,
sacada con el celular.
Voy a ampliarla,
a imprimirla en una
gigantografía.
Vernos hechos de pixeles:
partículas de colores
que alguna vez conformaron
una imagen que se parece
a nosotros dos abrazados.
Ahora juntás tus pedazos
-después de la última discusión-
y te vas a armarte a otro lado,
junto a otra, en otro soporte
y en buena definición.”

Fragmento de: Daiana Henderson. A través del liso.




5. Una remera lisa negra para asustar a tu clase. Tu familia. Tu promoción. Una remera lisa negra y letras rojas. 


Llevamos una semana de carretera. Nos dirigimos a una hidroeléctrica en Cahabón. Las chozas son coloradas, las personas también: níquel. Desde hace horas estoy mareado, el humo del cigarrillo me da náuseas. Hablas de una película que te gustaría hacer: un francés se pierde en la selva petenera, un indígena albino lo cura de la malaria o en otra versión intenta asesinarlo o simplemente el francés queda maravillado por el color de piel del otro. Vemos el río destruido por la hidroeléctrica. Decidimos regresar a las poblaciones cercanas para dormir. A la altura de la mina de Izabal un grupo de trabajadores cierra el paso, hay una fila de cincuenta kilómetros de tráilers y autos. Tenemos hambre y sed, encontramos una tienda donde venden agua de horchata y carne asada. En el radio transmiten el segundo tiempo del Brasil-Argentina, Semifinal Copa América, 2019. Al otro día en el Estor, cientos de trabajadores guatemaltecos y una decena de rusos abordan lanchas para cruzar el lago y llegar a la mina. Cuando regresamos a la ciudad, en El Olvido, un hombre con los rastros que dejan la parálisis facial, habla de piquetes militares y enfrentamientos en Cahabón, su cuento es tan fantástico y paranoico que no lo contradecimos. 



“Los trabajadores sociales son los psicólogos para pobres.

La educación popular es la educación formal para pobres.

Dice: los pobres no tienen inconsciente.


Se les voló. Se les volaron las chapas.

Dice: los pobres no tienen representaciones.

¿Cómo se llama el que guía el estado de necesidad? Trabajador social.

¿Cuál es el árbol de problemas?

Vos no conocés todos tus saberes,

dice escrito con tiza blanca,

debajo del árbol de problemas,

en la pizarra negra del CIC.”


Fragmento de: Martín Rodriguez. “Ministerio de Desarrollo Social”. 



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