Para Aitana, que se encontró con la belleza.
En algún momento de la historia, alguien, decidió dejar de señalar con el dedo la realidad y comenzó a contar historias. El mundo se llenó de cuenteros, de habladores, y ya no fuimos los mismos: aprendimos a vivir en pieles distintas a la nuestra mientras durara el relato. Llegaba la ficción para ofrecernos perspectiva y fraternidad (porque la lectura, no se olvide, vincula).
Confinados estos días con las tareas y los libros, era de esperar que en alguna esquina se diera el encuentro. "Describe el paisaje”, pide el enunciado de Español y, bajo un paisaje de tulipanes rojos y amarillos, con césped verde y lago moteado de cisnes, un pequeño guión invita a Aitana a pensar en lo que ve y contarlo. Yo tecleaba en mi mesa de trabajo ajeno a todo esto, rodeado de libros y notas. Seguir leyendo el artículo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa, 19 de mayo de 2020.