Un viejo dictador repetía una verdad pitagórica indiscutible en los setenta: “Educando al niño no castigarás al hombre”, que no es más que una versión parafraseada del viejo proverbio salomónico, “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él”, y el viejo Montaigne precisa: “el niño no es una botella que llenar, es un fuego que es preciso encender”. Todos viejos, pero el tema se renueva a fuerza de no abordarlo.
Si algo está poniendo de manifiesto esta pandemia es cuáles son los fundamentos de una sociedad democrática: Educación, Salud y Seguridad. Todos ellos, ninguneados y desestructurados a conveniencia del Sistema que paga, han quedado subrayados, en color Covid-19, dándosenos la oportunidad, quizás de las últimas, de colocarlas en el lugar que les corresponde, sobre todo la Educación. Seguir leyendo el artículo aquí.
Artículo publicado en el diario La Prensa, 21 de abril de 2020.