Lo malo de ser un escritor de culto, es decir, que sobrevive a lo largo de los años pero no vende mucho (y a eso, en este gremio nuestro, se reduce ya todo), es que no se come uno, haga lo que haga en la Tierra, una bendita rosca... Lo bueno, que también lo tiene, es que no depende de la mercadotecnia ni las modas y se puede permitir, dado el caso y según le pete, ciertas licencias... Y al respecto y sobre todo lo dicho, tengo que admitir que me lo estoy pasando en grande estos días, justo antes de comenzar la ruta y como colofón a este invierno de hiperactividad creativa, recopilando relatos inéditos o muy poco conocidos (todo lo mío, en realidad, lo es) para una antología que se titulará Las setas y otras ficciones de la Era Pulp, de la que pronto daré noticia...
Vicente Muñoz Álvarez