Hay un pequeño territorio
en el jardín durante la mañanadonde la libertad
tiende a perpetuarse.
Te haces adicto a esos momentos
de ensueño, bellos,
a veces desganados e inmortales.
Es el vacío contradictorio
de los no creyentes
donde la palabra pierde su valor
y sufrimos el terror de las imágenes
de los espejismos
que crean un manto de luz
lleno de dudas y de errores.
He perdido el tacto del mundo
la información que la piel nos regala
ajena a la prisa y a lo real.
Por ello ahora me seduce
la evidencia de lo difuso
la raíz que surge desde el sótano
de todas mis heridas.
Ramón Guerrero