Es toda una experiencia ver una película como el El Guante Dorado (2019, Faith Azkin)…
… y al día siguiente ver una película como The last black man in San Francisco (2019, Joe Talbot).
El Guante Dorado era el nombre de un antro de mala muerte del barrio rojo de Hamburgo, ciudad portuaria (ergo ciudad con inframundo). Como todo buen antro que se precie, estaba frecuentado por un mosaico de personajes que iban desde la peor calaña (antiguos nazis) hasta esa triste marginalidad, voluntaria e involuntaria, de alcohólicos y prostitutas. Uno de sus clientes fue Fritz Honka (aka. el destripador de San Pauli), un tipo de aspecto poco agraciado que asesinó y descuartizó a cuatro prostitutas. El Guante Dorado es, posiblemente, la película más churretosa jamás filmada. Esto es, curiosamente, su mayor virtud. Y es que hace falta mucho talento para recrear convincentemente la podredumbre física y moral de las personas y las cosas. Por lo demás, no entiendo muy bien para qué sirve ver esta película (algo estomagante) y la caracterización del protagonista roza, en mi opinión, la caricatura, lo que no juega en su favor. Una película muy, muy fea.
San Francisco también tiene puerto, cerca del distrito financiero, del Puente de la Bahía (un puente tan acojonante como el Golden Gate) y de la famosa Pirámide Transamérica. O sea, estamos hablando de otra cosa. Lo mismo que hablamos de otra cosa cuando recomendamos una de las películas más hermosas que yo he visto jamás: The Last Black Man in San Francisco, que es, ni más ni menos, un poema de amor a la ciudad de su protagonista Jimmie Fails (la película es semiautobiográfica). El director Joe Talbot, amigo de infancia de Jimmie Fails, ha realizado una película en la que cada plano es un lienzo maravillosamente pintado con un cromatismo arrebatador. Y, además, la banda sonora de Emile Mosseri es estupenda. The Last Black Man in San Francisco en un clásico de culto instantáneo. No se la pierdan.
