Desayunaba en la terraza del hotel. Había desplegado sobre la mesa el mapa de la ciudad, lo que me confería un aire ocioso, de turista abandonado. El camarero usó directamente el inglés, dejando su alemán para el escaso cliente local. Con un lápiz marcaba los pasos que debería seguir durante la jornada para conocer la ciudad. Ese momento en que todo está por hacer, que todo son posibilidades, expectativas por cumplir, me hizo olvidar por un momento que viajaba solo, a pesar de lo ridículo que resultaba el dibujo con la espuma del café.
Desayuno
Desayunaba en la terraza del hotel. Había desplegado sobre la mesa el mapa de la ciudad, lo que me confería un aire ocioso, de turista abandonado. El camarero usó directamente el inglés, dejando su alemán para el escaso cliente local. Con un lápiz marcaba los pasos que debería seguir durante la jornada para conocer la ciudad. Ese momento en que todo está por hacer, que todo son posibilidades, expectativas por cumplir, me hizo olvidar por un momento que viajaba solo, a pesar de lo ridículo que resultaba el dibujo con la espuma del café.