VERSO
Existe un verso alucinado
que cae sobre tu percepción.
Existe un verso sin imágenes
que apedrea tus sentidos.
Existe un verso psicótico
que agarra tus entrañas.
También, existes tú,
tu falta de claridad
tu ausencia de referentes
tu anfibología apresurada.
Ese vivir entre imágenes
ahuyentando las palabras,
ese huir de la cadencia
asaltando las formas.
Destruyes más que creas,
nombras más que defines.
Eres la catálisis
de la inmovilidad.
Eres la decantación de los referentes.
Eres... la poesía que busco.
SONIDOS
Agotado,
he quemado las raíces,
los abrojos,
la senda que piso,
el tú, el yo.
Solo me quedan imágenes inconexas,
perdidas en la ausencia de referentes.
Me concentro
en los sonidos
que me dictan los ecos de mi cuerpo.
Sin música,
ensimismado en mis cadencias
la nada crea mi poesía.
EPÍGONO
Entre tus palabras
encontré cadáveres exquisitos.
El eco de tu voz
era un sonido impostado.
Las solapas de tus libros
escondían el polvo de otros nombres.
Quise acercarte al vacío,
pero su presencia
te hacía reptar hacia su borde.
Mientras él te observaba desde el fondo
convertido en cenizas,
intentaba la reconstrucción.
Nunca reparaste en su presencia,
pero te observaba con inseguridad,
con sevicia.
Erais extremos opuestos:
tú cubierto con el laurel de los vencedores,
él habitante de los límites del desierto.
Tú suplicante,
él engrandecido.
Él cansado de las mismas palabras,
él ansioso por quemar el lenguaje.
Tú crecido en las palabras de la tribu,
él disfrutando del vacío que cobija.
WALKING DEAD
Escribo desde el no lugar
donde las voces se entrecruzan.
El no lugar donde unas voces muertas
cantan al vacío del olor a cadáver.
Voces que fagocitan
el peso de sus versos.
Rodeados de cuerpos muertos,
intentamos evitar su inmundicia.
Entre fonemas lejanos,
intentamos percibir nuevas cadencias.
Entre sonidos anclados al pasado,
buscamos gritos que refresquen nuestras voces.
Sabíamos a lo que nos enfrentábamos,
sabíamos tanto de vosotros...
Somos la nada que acompaña,
somos el vacío de la ausencia,
somos la locura de la inopia,
somos lo inhóspito de las palabras.
Vivimos colgaos bocabajo,
vivimos enterrados en vida,
morimos en cada poema,
resurgimos con cada nueva voz.
Seremos tanto como diferimos,
pasearemos el sonido de nuestros huesos,
haremos tambores con la piel
de nuestros precursores.
Inventaremos la voz que atenaza,
el sonido de la fractura,
la luz de un nuevo amanecer.
Pablo Malmierca,
de La voz estremecida
(Eolas Ediciones, 2019).