días tranquilos en Villaobispo, al fin, después de tantos de calzado y carretera, madrugar voluntariamente y salir a pedalear con la bici practicando el arte de la meditación (fuera los pensamientos), volver a casa y observar el crecimiento de las plantas en la terraza, tomates, chiles, cilantro, romero, orégano, tomillo, perejil, guindillas, menta y etc, escribir y pensar (ahora sí) con criterio y calma, cocinar y fumar con calma, comer calma, dormir la siesta con calma y elegir al despertarme, en función de mi estado de ánimo, el libro adecuado, alternar la lectura en la terraza con la visión de las nubes al pasar (cuántas quimeras y castillos), sentir la tarde palpitar y la noche caer, cenar masticando despacio, ver una película y acostarme relajado... son días de ensoñación, me digo... goza sin más el momento...
Vicente Muñoz Álvarez