Si hay un término con el que definir al escritor y poeta Vicente Muñoz Álvarez es su pasión por las cosas bellas, dentro de cualquier contexto, del viajante en la carretera que durante seis meses al año contempla por las interminables rectas de las autovías de la meseta semejante delicia de paisaje. Ahí, en la carretera de su querido Kerouac, en su automóvil pleno de maletas con zapatos de temporada. Curiosa estampa —pero corroboramos que ganarse el pan con la venta de libros: Hoy en día son muy pocos-as a quienes les cae esa breva. La pluma hay que cargarla de tinta y la tinta no es gratis. Hoy en día son los diodos o pixeles de la pantalla de un ordenador, la electricidad y la banda ancha (no son gratis). Seis meses después, el amanuense vuelve al lugar de creación: la montaña leonesa y los largos paseos al lado de su perro, mientras confabula nuevas historias o quizás versos con los que llegarnos al alma. VMA es cómplice de eso que ya le ha dado el oficio; el escritor infatigable. Un tipo que no renuncia a esas inspiraciones cuasi poliédricas, mirando un páramo, saboreando una taza de café, desde un semáforo parado observando a una pareja que discute de la vida que viven. En la cola de un Supermercado, donde una anciana habla con un móvil —de teclas enormes— mientras llora a su nuera: lo mal que la tratan los de Servicios Sociales, porque son inexistentes… Sí, la inspiración puede encontrarse en los sitios más insospechados. Pero ahora, volviendo a este magnífico libro: un ensayo de todas esas películas que nos encontramos en esta última obra de Vicente Muñoz Álvarez y acabamos de leer: “Películas que erizan la piel” (2019). No se trata del clásico ni el canónico libro de crítica de determinado cineasta o eso que está tan en boga, las 100 mejores películas del S.XX de suspense o de Sci-fi y etc. No. El autor repite hasta la saciedad que estamos ante una obra que forma una trilogía sobre unas películas de cine con las que ha crecido y se ha enriquecido culturalmente. Todas ellas tienen un significado muy especial para VMA. Son grandes momentos de su vida y han condicionado su estilo y forma de dirigirse a sus lectores. “Películas que erizan la piel” (2019) es una amalgama de subgéneros de terror donde encontrarán: asesinos en serie, slasher, gore, seres demoníacos, posesiones, vampiros y licántropos, casas encantadas, Sci-fi terrorífico, lisérgico, zombis y sobre todo mucha serie-B, entre una buena cantidad de productos made in VHS erótico/bizarro. A día de hoy, entre la jugosa selección, por sus exquisitas 221 páginas.
Observarán en sus descripciones films con una premisa primordial; ya que parten como adaptaciones de algunos de los mejores escritores-as del terror gótico, suspense o erótico. En este peculiar y fascinante libro veremos recopilados toda una gran combinación de películas (muchas de ellas de culto, imposibles de cuestionar). Deudoras del negro sobre blanco, de autores como: Adous Huxley, Alejandro Jodorowsky, Bari Wood, Guy de Maupassant, Lautréamont, Baudelaire, Rimbaud, Huysmans, Ira Levin, Jack Kerouac, Jeffrey Konvitz, John Ajvide Lindqvist, Kenneth Cook, Daphne du Maurier, Henry Miller, Fred Mustard Stewart, James Joyce, Peter Van Greenaway, Peter Straud, Roland Topor, el gran Stephen King o el inefable Sheridan Le Fanu. Films escondidos en algunas de esas maletas de zapatos —de otro tiempo— del gran Jean Rollin y sus vampiros colgados de LSD. Ahí pueden sumarle todo lo que la adictiva Hammer ha producido durante su fértil historia del cine, que se devora con ganas. Esencialmente, por un público compulsivo de todos sus thrillers psicológicos y películas de suspense. Al igual que su generoso catálogo de horror gótico y demás monstruos. Esa es la línea de trabajo establecida en este brillante libro, una labor minuciosa, siempre dejando muy despejada la devoción hacia un arte que sincroniza con el acervo creativo de nuestro autor. “Películas que erizan la piel” es el tercer libro sobre cine —que cierra una trilogía dedicada al mundo del séptimo arte— de Vicente Muñoz Álvarez. Un amor que se mantiene y sigue estando ahí, al igual que el de la música. Confesaba el escritor leonés que uno de sus autores fetiche de juventud era Howard Phillips Lovecraft. En uno de los relatos que incluye su extensa obra “Viajes al otro mundo”, menciona una llave de plata que le transportaba a los recuerdos de esa infancia marcada por los miedos y los fantasmas de casas encantadas. Posiblemente la infancia de VMA es una máquina del tiempo de espacios atemporales. No es la primera vez que afirma con toda rotundidad “que la esencia de su escritura y sus pensamientos es un trozo del recogimiento y el arte de la ensoñación… Poe es el maestro de la literatura moderna, de la literatura sobrenatural, de terror y policíaca moderna.”
“La Casa Usher me deslumbró. Es un relato con un trasfondo de subconsciente, con muchas referencias solapadas que en una segunda, tercera, cuarta o quinta lectura vas desvelando. Empero, sobre todo, destaca el ambiente que es capaz de recrear. Hay un ambiente fantasmagórico, absolutamente espectral que me trastornó y me sigue trastornando. Como decía Edgar Allan Poe, (sin dormir, pero soñando)”. Este amanuense leones, que a pesar de los años sigue en movimiento y viviendo de sueños que impregna. Hace como unos cuatro años comenzó el viaje al principio de esta trilogía cinéfila, que inició con “Películas para llevarse al infierno (2011), después, “Películas en la Penumbra”(2015) y por último la que estamos comentando a lo largo del texto; nuestra querida “Películas que erizan la Piel”(2019) (una especie de colección de grandes films, con la coletilla de Cult Movies). Películas con un denominador común, la admiración y celo por esos films con los que ha ido creciendo o descubriendo su itinerario literario. Por cierto, cuando quieran quedar bien delante de sus amigos y denoten que es la hora del tedio tras una cena larga sin palabras, hablen sobre el horror. Ya verán cómo se quedan los mismos cuando les comenten cosas como éstas: Fue a Tod Browning —que no el irlandés Bram Stoker— a quien se le ocurrió que Drácula vistiera un frac, o la impresionante cabeza cuadrada y claveteada de la abominación de Frankenstein es un hallazgo de Jack P. Pierce, no de Mary W. Shelley. Esto no está en el libro. Es una broma que le gasté por teléfono a Vicente Muñoz Álvarez y le encantó. Y es que el horror es parte de nuestra historia más contemporánea. A mí, que vengo de letras puras y como licenciado en Prehistoria y Arqueología y periodista (jubilado por problemas de salud), siempre me gustó esta historia de un personaje cercano a mi mundo y el horror. Recuerdo con alegría una clase de una de nuestras profesoras más sabias de los 90. Hablaba de Plinio “el joven” y una de sus primeras crónicas sobre casas atormentadas por el recuerdo de muertes o tragedias recientes. El escritor de la antigua Campania describe: “una casa espaciosa y amplia, pero desprestigiada y funesta” en Atenas, sobre la que corrían todo tipo de rumores debido a los “hechos inconfesables” acaecidos en ellas durante décadas. La construcción había sido escenario de asesinatos y después de la muerte de toda una familia, asesinato que Plinio describe: como algo de una horrible naturaleza, que provocaron el miedo de “la ciudad entera y todos quienes conocían las consecuencias de un acto tan atroz”. Según el escritor, la casa permaneció vacía por décadas debido a que “en medio del silencio de la noche se oía un sonido de hierros y un ruido de cadenas, primero más lejos, luego más cerca”. Resumiendo, “Películas que erizan la piel” (2019) es un libro ameno, muy interesante y con un lenguaje cercano, rico en epítetos y sentencias pop que marca un tempo alejado de la crítica más ortodoxa y oficial por excelencia. No es un estudio detallado o una biografía al uso en concreto. Pero vale la pena invertir un poco de tiempo para disfrutar de películas de terror, subgéneros y rarezas de todos los rincones del planeta. Especialmente sería una extraordinaria elección una o dos de estas películas para un regalo de Halloween. Puede que sea tal el éxtasis de emoción de miedo del que recibe, que vaya creando un boca a boca con “Películas que erizan la piel”(2019). Empero, vamos acercándonos al asueto de verano y por ende hablamos de un libro que se convierte en un excelente compañero de verano playero para ir tomando contacto con toda esa conexión informativa. Tremendamente entretenida y reveladora, pero a la vez accesible para la mayoría de los lectores. Realmente he disfrutado muchísimo con la variedad de títulos que ha elegido. Desde los años 30 a la selección de mediados y finales de los 60. Así como un montón de films psicodélicos de los años 70. Sutiles 80,s/90,s y algún beluga de este S.XXI. Películas que erizan la piel (2019) /films de culto/ de Canalla Ediciones es todo un hallazgo para todo aficionado y amante de la gran pantalla. Y como decía un teórico del terror contemporáneo de quien ahora mismo no recuerdo el nombre: “La narración que analiza el miedo como parte del paisaje humano se haga cada vez más profunda, perversa y obtenga un enorme valor estético.” Y claro, hablando de narradores, Vicente Muñoz Álvarez es un valor seguro, pueden buscarle por Google en la Wikipedia y descubrirán su magnífico blog “Mi vida en la penumbra”. Así como lugares míticos creados por su ingenio y frescura como la edición del fanzine Vinalia Trippers o el portal HankOver Resaca; un homenaje a Charles Bukowski. Lo dicho, es muy buen poeta, escribe muy bien, tiene una imaginación desbordande: pero, además, es un grandísimo ser humano.
Jon Alonso, en 200 mghercianos.