Recientemente he conocido la figura de Joan Margarit, poeta vivo más leído de la literatura catalana. Y digamos que he empezado la casa por el tejado, porque en un viaje a Tarragona, compré esta biografía suya Para tener casa hay que ganar la guerra (editorial Austral, 2018), donde Margarit escribe, en primera persona, cómo fue su niñez y adolescencia en Cataluña y en Las Palmas. Un recorrido narrativo que nos descubre sus recuerdos familiares, sus relaciones sociales o sus inquietudes culturales desde los últimos años de la Guerra Civil hasta sus viajes al Atlántico. Quizá debería haber empezado por conocer su poesía, pero me ha parecido interesante invertir los géneros literarios. Estamos ante un autor que ha publicado más de setecientos poemas, así que en la biografía hay numerosas alusiones a ellos. Ahora queda embarcarme en los poemas. Sin duda, ha sido un buen libro para abrir boca.
Durante mi lectura, he encontrado maravillosos pasajes donde Joan describe su relación con la poesía y la prosa y qué le llevó a convertirse en el autor más influyente en poesía de la lengua catalana. Son párrafos donde el poeta habla sobre el binomio prosa-poesía, y quería compartirlo con vosotros:
La prosa es el mundo por excelencia, el más vasto y lleno de significados. Cualquier palabra desconocida se puede buscar en un diccionario y, en cambio, este no sirve de ayuda en el caso de un poema. En el poema, a pesar de que el significado se mantiene —caballo aun quiere decir caballo—, tiene una carga de significados remotos, que vienen de las otras palabras, y es como si lleváramos al límite la posibilidad de relación con este significado. Si estirásemos más de la cuerda, desaparecería el significado, y estaríamos en un territorio como el de la música, pero sin sonidos [...] Esto me servirá para entender en profundidad las vanguardias, sin caer en el error de creer que eliminar el significado puede convertir la pintura y la poesía en una nueva música sin sonido.
La poesía no es un oficio. Los oficios tienen una característica muy diferente de la actividad artística o literaria: quien se dedica a ellos en cuerpo y alma tiene garantizado ser mejor con el paso del tiempo. Un poeta, en cambio, puede llevar cuarenta años escribiendo y ser tan mal poeta como al principio [...] Porque la poesía no es la vida: esta identificación es la mayor falsedad del Romanticismo [...] La poesía solo puede surgir de la propia vida del poeta: nunca la podré buscar, como sí puede hacer un novelista, en vidas al margen. Así que necesito una vida. Y pronto me pongo a analizar desde esta nueva mirada el mundo de la arquitectura, que es el que tengo más a mano y del que ya he recorrido un largo trecho.
En este párrafo alude al oficio del poeta. Me ha gustado especialmente la afirmación de que la poesía solo puede surgir de la propia vida del poeta. En cambio, un novelista puede escribir sobre las ballenas varadas del Ártico sin haber salido de España. El poeta siempre va a reflejar su vida, así que se anclará a esa parte que le hace más vulnerable, que más le ha marcado o más felicidad le ha transmitido, ya sea un hijo, un amor o un país que le atraiga especialmente, como Poeta en Nueva York, de Lorca. Lorca sí estuvo en Nueva York, y el lector, sin investigar mucho, aceptará este hecho como auténtico. Sin embargo, con Sánchez Piñol, en su novela Pandora en el Congo, nos cuesta más ofrecer una respuesta certera a si el escritor estuvo o no en la República Democrática del Congo.
Quien escribe el poema y quien lo lee son dos personas desconocidas, pero con una relación mucho más intensa de la que tenemos con algunas personas cercanas.
Y vosotros, ¿qué diferencias veis, más allá de la forma, entre la prosa y la poesía?, ¿pensáis también que un poeta solo puede escribir lo que ha vivido?
Os recomiendo leer a Margarit, acercaos a su poesía y entenderéis su biografía, ¿o quizá sea al revés? En fin, que levante la mano quien haya leído algún poemario de Margarit. Quizá todo esto cobre sentido cuando la prosa y la poesía se unan.
Joan Margarit (Sanaüja, Cataluña, 1938) es el poeta vivo más leído de la literatura catalana. Arquitecto y catedrático de cálculo de estructuras de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y escritor. En el ámbito de la literatura catalana se le han concedido los premios más prestigiosos, como los premios Miquel de Palol y Vicent Andrés Estellés de 1982; la Flor Natural en los Jocs Florals de Barcelona en 1983 y 1985; el Premio Carles Riba de 1985; el Premio de la Crítica Serra d’Or de 1982, 1987 y 2007; el Premio Quima Jaume de Cadaqués en 2007; el Premio Cavall Verd de 2008 y el Premio Nacional de Literatura de la Generalitat de Catalunya, también en 2008. A nivel español, se le ha concedido el Premio Nacional de Poesía y el Rosalía de Castro, ambos en 2008. Tugs in the Fog, la primera y extensa antología de su obra en inglés, en versión de Anna Crowe, obtuvo el Poetry Book Society Recommended Translation en 2007. En 2013 se le concedió en México el Premio Poetas del Mundo Latino, juntamente con el poeta mexicano José Emilio Pacheco (fuente texto: planetadelibro.com, fuente imagen: ocultalit.com).