Aplazamientos
En 1995 me fijé por primera vez en un ejemplar de Plegarias atendidas, en la librería Follas Novas de Santiago. “Me lo llevo”, pensé al verlo. Al final salí de la librería sin él. No basta con querer una cosa, además hay que dejar de querer otras. Ese día quizá transcurrió demasiado tiempo desde que lo…