Como un ascua elevada y mecida
hasta el fin del incendio,
aprendí de la madera quemada
el desalojo necesario del tronco,
el océano de azul desprendimiento,
retornaré al bosque tras el viaje
para ser árbol vivo
o una mínima sombra de su aliento,
la espesura continua de la savia
me hará legado en la tierra tenaz
y en las luces del día,
entrego al fin mi infancia en el fruto
estrellado en el suelo
para envolverlo en la ternura
de su tiempo,
envío signos de nostalgia
con el polen
en el rizo encendido de los pájaros
y en los picos alados del viento,
luego repliego mis ojos al comienzo.
*
Soy el sonido más alto de la luz,
soy la radiante distancia del miedo,
abro la suave intrepidez
de los insectos
y alzo el fruto en la hierba,
voy eligiendo del color, la mariposa,
soy el sol en el bosque, soy el fuego,
soy el viaje veloz de la tormenta
y el viento abigarrado que la aleja,
soy esa música incansable
tras el baile,
soy el ala en el sueño de la seda,
los animales rápidos vuelan
conmigo,
los más lentos custodian mi tronco, conocen mis raíces,
todos viven fugaces en mí
y en todos soy eterno,
desconozco mi nombre,
hay quien me llama amor,
sé que soy un tallo indemne del silencio.
soy la radiante distancia del miedo,
abro la suave intrepidez
de los insectos
y alzo el fruto en la hierba,
voy eligiendo del color, la mariposa,
soy el sol en el bosque, soy el fuego,
soy el viaje veloz de la tormenta
y el viento abigarrado que la aleja,
soy esa música incansable
tras el baile,
soy el ala en el sueño de la seda,
los animales rápidos vuelan
conmigo,
los más lentos custodian mi tronco, conocen mis raíces,
todos viven fugaces en mí
y en todos soy eterno,
desconozco mi nombre,
hay quien me llama amor,
sé que soy un tallo indemne del silencio.
*
Esta honda maleza del bosque
que a duras penas ha visto la luz,
recoge y pacifica en su regazo
el temblor de los animales huidos,
este amor que no teme a las sombras,
este fondo de abrazo en el frío
se sostiene en el más húmedo
silencio y la ceguera,
este fondo de madre en el bosque
lo ha dado todo en el nido de tus ojos,
dame del hambre la largura de sus tallos.
Mónica Manrique de Lara