La patria en el cajón
En la vieja casa de un poeta muerto y olvidado, a la que acudimos de visita, mi padre encontró hace años abandonada una cerradura oxidada, inservible. Cabía en la palma de la mano y pasaba de los ciento veinte años. No tenía ya nada que cerrar, si bien conservaba una hermosa llave que la mantenía…