Travesía, de Vicente Muñoz Álvarez
o el vértigo de la cima
El nuevo libro de Vicente Muñoz Álvarez, Travesía, pone el foco a los estados de desánimo, los desengaños, el paso del tiempo o el tiempo detenido, un canto a la ciclotimia y la desorientación. Radiografía lírica al flashback cruel del pudo haber sido, la duda tras las puertas que no abrimos o los caminos que dejamos de tomar… "el presente, al menos el mío, se hace así, abandonando más que tomando caminos…". Janis Joplin cantaba en Kozmic blues que las respuestas no llegan con la edad, tal vez sea ese otro tipo de sabiduría que vamos alcanzando, que las metas son solo líneas que algunos quieren ver o que las respuestas tal vez no existan. En el caso de Vicente Muñoz Álvarez se da un deseo constante de huida a través de sus bosques privados -frondosas salidas de emergencia- o de un faro en mitad de un mar de tierra, unas gotas justas de veneno y la necesidad de un camarote propio, un búnker donde iniciar la sangría de la escritura, el vaciado, el reseteo, el auto interrogatorio que de algún modo sana. Hacia dónde va la nave, cuál es el norte y quién no llegamos a ser. Página a página se va cavando un boquete en el pecho del lector, se levanta el viento y nos abrazamos a nuestra propia Babilonia, reconociendo nuestras ruinas, nuestro vértigo y como el proverbio zen que cita Vicente cuando llegues a la cima de la montaña sigue subiendo… Lo importante será habernos provisto de suficiente leña para seguir curiosos y vivos porque si la pregunta sigue siendo “a qué puerta llamar cuando en tu interior todo está ardiendo”, tal y como plantea Vicente, significa que algo estamos haciendo bien.
Travesía, Chamán Ediciones, es la segunda entrega de la trilogía “La llama encendida” tras Días de ruta. Prologado por Pablo Cerezal.
Julia Roig
Autor
Vicente Muñoz Álvarez
Nació en León en 1966. Es Narrador, editor y poeta. Ha publicado los poemarios: Canciones de la gran deriva, 38 Poemash, Privado, Estación del frío, Parnaso en llamas, Animales perdidos, Días de ruta, Gas: Antología poética personal 1999-2016, Del fondo. Relatos y novela: Monstruos y Prodigios (Premio Letras Jóvenes Castilla- León, 1995), El pueblo oscuro, Perro de la lluvia, Los que vienen detrás, El merodeador, Marginales (traducido al italiano), Mi vida en la penumbra, Regresiones. Y ensayo: El tiempo de los asesinos, Cult Movies: Películas para llevarse al Infierno, Cult Movies: Películas para la penumbra.
Su blog personal: http://mividaenlapenumbra-vinaliatrippers.blogspot.com/
Fragmentos de Travesía:
MAL DE ALTURA
hay una cima mítica dentro de ti, que son los 50, desde la que se supone que todo debe ser serenidad y armonía, un paisaje despejado y tranquilo, pero lo que en realidad se siente al coronarla es vértigo, un horizonte encapotado y helado, que no te vengan con cuentos… otra cosa es qué sentido del equilibrio tengas tú, cómo se sujeten tus pies en la tierra y qué remedios hayas aprendido durante el ascenso para soportar el mal de altura… como dice un viejo proverbio zen que nunca olvido: cuando llegues a la cima de la montaña, sigue subiendo…
SANTUARIO
qué hacer con mi vida ahora, me pregunto llegado a este punto, al borde del precipicio, en el límite, bajo el volcán, cómo reconstruirme, conciliar extremos y ausencias, y hacia dónde dirigir en lo sucesivo mi barco… y me vienen a la cabeza paisajes de Friedrich y Shelley ahogado, Wilde en la cárcel de Reading, el Cónsul en Cuernavaca, Ambrose Bierce perdiéndose en el confín, Cravan despidiéndose en el Golfo de México, Des Esseintes y D’Annunzio recostados, Rimbaud disparando a Verlaine y Poe en Baltimore desahuciado…desahuciado…
RULETA RUSA
poesía y zapatos, zapatos y poesía, como una ruleta rusa en el revólver de mi cabeza, hoy poesía y mañana zapatos o al revés, el caso es tener la pistola siempre a punto y lista para disparar…qué complejo juego de posibilidades y balas, las que me dan de comer y las que me realizan, pienso, y cómo se confunden ambas dianas…así pasan mis días de ruta, y de modo parecido los de ensoñación, entre ambos polos me debato, el delirio y la duda, el infierno y el cielo, las puestas que inconscientemente cerramos y deberíamos volver a abrir, y a la inversa, las que abrimos en su día y deberíamos volver a cerrar…como un laberinto de combinaciones azarosas, la vida, y como un motor siempre presente, el corazón, que bombea incansable sangre en las venas, el caso es seguir navegando, me digo, el rumbo no importa, todo por la causa, vivir…