Dos ovillos de carne se retuercen en la cama, esperando a los perros.
Perros hambrientos de lejía y migrañas. Hambrientos de vientres y viento.
A los lados de los ovillos de carne sólo silban cucharas de plástico y tangas de licra blanca.
Encima de los ovillos hay un desfile de niños gritando el himno de España porque tienen muchos mocos y necesitan limpiarlos.
Debajo de los ovillos de carne se encuentra un gemido de agua, el abrazo roto de corcho y el hueco de una muela muerta.
Dos ovillos de carne se retuercen en la cama, esperando a los perros. Esperando a los perros.
Iris Almenara