Ser poeta es tener una moneda
que puede ser luz o ser paloma
entre los dedos. Ser poeta es dejarla olvidada
o que siga libre su camino, su tintineo,
su vuelo, su destino. Ser poeta no tiene reglas,
ni horarios, ni prefijos. Ser poeta es uno de los destinos
que puede serle dado al hombre en este mundo.
Ha de ser fiel a él, y así nombrarlo y registrarlo.
Ha de dejarse mecer como viento por la vida
y llevar las palabras adonde ella le dirija.
Ser poeta es tener el alma repleta de noche,
por ella habitada y partida, y con su oscura luz
atravesarla y traspasaryla, para darle nombre.
Ser poeta es una pura forma de ser hombre.
Santiago Montobbio, La poesía es un fondo de agua marina