Si hay una bebida que es capaz de unir a amigos y a enemigos en todo tipo de fiestas y verbenas, esa es la cerveza. Hoy, día 3 de agosto, según reza en el calendario, es el Día Mundial de la Cerveza. Habrá gente que lo celebre bebiéndola en sus múltiples variantes, aunque haya algunos que piensen que la cerveza con limón es pis o que la 0,0 no es cerveza, pero ambas tienen lúpulo, amigos. Lúpulo del bueno. Habrá otros que, en cambio, acudan a sus libros de etimología, y con una pipa en la mano, busquen la historia de la palabra cerveza.
Ya sabéis que la cerveza se consumió en Egipto y Mesopotamia de manera habitual, y se extendió por toda Europa, rápidamente. Puede que los vinícolas estén reclamando su derecho al nombramiento, y lo veo justo, pues para los antiguos griegos y romanos, sí es verdad que preferían beber vino; de hecho, la cerveza se consumía como algo exótico. Pero los que realmente se llevaron el cum laude de los mejores cerveceros fueron los celtas. La forma celta cerevisia pasó directamente al latín, donde se documentó cervisia y cervesa. Cuando la palabra latina pasó a las lenguas romance derivó celtismos del latín tales como:
- portugués: cerveja,
- español: cerveza,
- catalán: cervesa.
Como puede entenderse, el contacto de la lengua latina con las lenguas cuyo territorio fue conquistando el imperio romano tuvo como resultado la incorporación al latín de numerosas palabras de origen prerromano. Y desde el latín la heredaron las lenguas romance. Cabe destacar que del celta nos llegaron otras palabras como: camisa, carro, carpintero 'el que hace carros', brío, vasallo y, como no, cerveza.
La documentación más antigua en español es de 1540, y en 1591 en el diccionario de Richard Percival. Parecen fechas tardías si tenemos en cuenta sus antecedentes. Pero quizá esto se deba a que no había sido bebida corriente en el reino de Castilla. De hecho, en las biblias medievales en romance, podía leerse que se inclinaban más por la sidra, que, en la época, significaba más bien bebida alcohólica fuerte, sin que fuera necesario que llevase manzana. En 1611, Covarrubias recoge la palabra en el diccionario, y la cita como una bebida que se toma cuando la cosecha del vino no es un abundante.
Sin embargo, como muchos buenos cerveceros habréis podido intuir, Europa se fracciona en dos bloques, ya que hay una división lingüística importante con respecto a la palabra cerveza. Nosotros estamos en el lado minoritario con el uso de cerveza, cervesa y cerveja. Pero existe otro grupo mayoritario que prefiere:
- alemán: Bier,
- ingles: beer,
- francés: bière,
- italiano: birra.
El origen de estas voces, pudo estar en la raíz germánica beuwo: 'cebada', o en la palabra latina BIBER 'bebida, brebaje'. El aspecto curioso de todo este entramado lingüístico es que Francia, tierra de celtas, haya preferido bière a cervoise. Por otro lado, si nos fijamos, en España también está ganando peso el italianismo birra, eso sí, entre los más jóvenes. Igual si te vas a un bar de la España profunda y pides una birra, se quedan dudosos.
Como veis, la mezcla entre lenguas nunca va a dejar de estar viva, porque es lo que hace a una lengua ser. Ahora sí nos hemos merecido una refrescante y espumosa cerveza de barril. ¡A vuestra salud!
Fuente: Moreno Fernández, Francisco (2015), La maravillosa historia del español, Instituto Cervantes, Espasa.
Escrito por María Bravo