UN PSIQUIÁTRICO EN PRIMERA LÍNEA DE PLAYA DE LA ALBUFERETA
había bebido. el alcohol le hizo desarrollar una chulería que incomodaba al resto de pasajeros del coche.
me dejó en una gasolinera. allí hice una llamada y me recogieron. me llevaron directo al restaurante. invitó alguien, no sé quién. la cena costó un mes del alquiler de mi habitación.
a la mañana siguiente me desperté demasiado pronto. las olas tenían todo el protagonismo (en lo que al sonido respecta). luego volverían a llevárselo los coches.
pero antes de eso, bajé y anduve por la orilla descalzo. dirección san juan. por una ruta estrecha entre mansiones ilegales y el mar.
entre esas mansiones, también en primera línea de playa, encontré a juan. estaba al otro lado de la valla metálica. mirando el mar, pero sin mirarlo. como buscando almas. abría y cerraba la boca como las lubinas recién pescadas en una bolsa de plástico.
me acerqué, no quedaba otra, la ruta pasaba por ahí. me miró, como si también buscara la mía. luego volvió a lo de antes.
yo estaba fuera. él dentro. ambos en primera línea de playa. ambos separados por una valla finísima que, a él, un día, y sin darse cuenta, le hicieron sobrepasar.
LAS ESTRELLAS EN EL CINE
aparqué lo más rápido que pude y mal. no pensé que el parking de un polígono se fuera a llenar tanto.
la taquilla estaba cerrándose justo cuando llegué. perdone, perdone, grité. conseguí una entrada. no ponía número de asiento.
me entregaron un folleto, junto con la entrada, donde explicaba la programación del festival de cine.
habían habilitado una nave industrial y allí se reproducirían algunas películas.
un chico de gimnasio bien apañado con una camiseta de staff me dijo que me tenía que sentar allí (señalaba con el dedo uno de los peores sitios).
me senté, me acomodé y me dormí. me despertó el mismo chico de staff cuando ya no quedaba nadie en el cine. me dijo que entraba una consumición con la entrada.
me la tomé sentado en mi capó. mirando las estrellas, aunque no se veían en nuestro cielo. nunca se vieron.
DESDE UN RELOJ HASTA UNA PALABRA. AL OTRO LADO DE LA MURALLA DEL XXI
conduzco por una de las avenidas que forman la muralla contemporánea de valencia: perez galdós.
de aquí a las afueras se mueve la economía sumergida, valencia es otra. encuentras lo que perdiste, si vas dispuesto a ello.
aparco en el chaparral y me siento en un banco. desde aquí veo una de las canastas de la cancha que se conoce por el nombre de chapa.
cierro un ojo e introduzco, con gran habilidad, mi índice en la canasta, simulando un arco de tiro espectacular.
sé que está lo que busco por aquí. aunque sea de paso y temporal. con eso me conformo. lo siento como una victoria. aunque no vaya a mover un dedo más.
LOS APODOS COMO TERAPIA DE BAR
te diría que te levantaras más temprano. con el tiempo justo para bajar a la calle y ver cómo sube la persiana el jefe. lo que pidas es cosa tuya.
una vez entras en esa rutina, amigo, estás salvado. formas parte, sin darte cuenta, de una secta muy sana para nuestra situación.
el habas, el trucho, el cosa fina, el teniente, el junqueras, el popo; hasta tenemos a usain bolt, que es el cojo de los cupones.
al final hace callo. es como llevar garrafas de agua durante todo el día. al principio duele, luego se forma una capa de piel dura que no hay dolor que lo traspase.
EL MONOPOLY ES EL INFIERNO, YO EL DEMONIO
desplegamos el tablero y lo posamos sobre la mesa. sube un olor a encerrado. rápido me levanto y busco una cerveza por la nevera. no puedo ser dicaprio en the wall street sin ir por lo menos mareado.
compro todas las calles en las que caigo. compro la castellana, gran vía, lavapiés. compro cea bermúdez , avenida américa, bravo murillo. compro las estaciones de nord, goya, las delicias. compro todo.
empiezo a edificar. casa, casa, casa y casa. luego hotel. la gente me paga. mis billetes de quinientos se van multiplicando. entro en la cárcel y salgo más fuerte que nunca, crecido.
me imagino conduciendo mi cochazo, el mejor que hayas visto, por todas mis calles, saludando a mis inquilinos con más pasta, invitando a un buen almuerzo a los más humildes. sintiendo mi poder.
me imagino yendo al bernabeu de gratis, por contactos. sentarme debajo de florentino. presenciar una bonita goleada al sevilla después de haber comido un cocido importante que pago sin mirar la cuenta.
nadie me para en este infierno. soy el demonio vestido de borja. un imán del dinero y la buena vida. creo el mejor de los monopolios. no tiene fin este juego, no lo tiene.
Borja Navarro Sellés
cover by Miguel Ángel Martín