un año curioso y bastante patético, este, a nivel de bolos literarios, en el que me he visto forzado a rechazar un montón de propuestas, algunas por imposibilidad real de estar (otoño y primavera: el curro y el garbanzo obligan) y otras muchas por las cantidades absurdas que me ofrecen, nada o lo justo para el viaje, y así ya no, ahora y a estas alturas de mi trayectoria y vida ya no, ya no... mis tarifas y caché son como los de cualquier fontanero o electrecista o camarero de a pie, no pido más... pero gratis, lo que se dice gratis, lo hago sólo para mis amigos si me cuadra y apetece (ellos, muchos, pueden dar fe) y para nadie más, y menos para las Administraciones Públicas, que me cobran hasta por respirar: he dicho...
Vicente Muñoz Álvarez