He conocido a un extraño muy cercano. Uno de esos seres que aparecen en mi vida sin encontrarle ningún sentido, porque afirmo, sin dudarlo, que sé que tengo un imán para los que no son de este mundo.
No quería desvelarlo, pero tengo un chip que capta señales para esos seres casi mitológicos que han cobrado vida y se acercan durante un breve espacio- tiempo, y cuando sueltan, o rebotan en eco el mensaje que vienen a darme, se van a la nada de donde han salido.
Y yo me quedo en ese estado como de trance, tratando de descifrar los silencios, esos que se apoyan en el plato de las sobras, empujando mis huesos con pellejo fragmentado.
En verdad, no llego a ninguna conclusión, supongo que al caer en sueño profundo, todas esas conversaciones adquieren el sentido necesario, aunque al despertar, de camino a la cocina a preparar el café, creyendo que ha sido un sueño, no acierte ni abrir la cafetera. Tan real parece su existencia, que los kuarks se hacen visibles, y por un momento lo irreal y lo real se fusionan en algún punto de la página 127 del Kybalion, mientras me quedo mirando cómo se chupa una galleta mi universo de paz alterado.
La metafísica me interesó mucho durante un tiempo de mi vida, y creo que lo más probable, es que esos seres sin nombre, o esas almas, llegan a olisquearme un poco el fondo de las afinidades, para luego a una hora incierta decir: -lo siento, no sé cómo he llegado hasta aquí, porque en verdad, yo no quería-....
Y esto es todo lo que tengo que decir,
a las 22:33...
Ari Zatzu