Se conocieron en E.G.B., se enamoraron en B.U.P., y se casaron cuando ambos aprobaron una oposición: él de profesor de historia y ella de policía. Ese era el resumen de su vida; nada más. No conocieron otra cosa. “Nos queremos porque somos muy diferentes”, le dijo ella mientras lanzaba una moneda a la fuente durante su viaje de novios. “Si fuéramos iguales terminaríamos por odiarnos”.
Jamás volvieron a Roma.