Borges, dentro del citado cuento, le debe otra vez a Stevenson esta herramienta de construcción de la memoria y a los espejos. Porque ya en sí, el mismo acto de la escritura es una tentativa del doble, es una vicarización de la realidad en tanto que el escritor construye un espejo en el que resolverse y reconocerse pero siendo otro, ni mejor ni peor, ni cierto ni falso, sencillamente “otro”. Los textos son, todos ellos, huellas emocionales del que escribe. Para seguir leyendo, pulsa aquí.