Siempre he querido ser editora, supongo que por eso vivo pendiente de cada proyecto editorial que surge en este país donde creo que cada vez leemos menos -esto daría para un interesante debate, porque somos pocos los que leemos muchos libros, pero cada vez son más los que escriben y publican sin leer apenas- y, paradójicamente, cada día se publica más.
Hay algo romántico y esperanzador en cada editorial que surge. Una pequeña esperanza en este mundo tantas veces oscuro y lleno de decepciones. Son proyectos que, en muchas ocasiones, son el resultado de años de trabajo, de sueños postergados y ahorros de media vida. Merecen por ello nuestra atención y apoyo, y más si son originales y pretenden cubrir un vacío editorial. Y no, no son tiempos fáciles para nada que tenga que ver con el libro, pero el mundo está lleno de idealistas y los que nos dedicamos a esto pertenecemos a ese grupo.
Siempre pienso que, en algún momento, yo seré una de esas intrépidas que se lanzará al mundo de la edición con un sello muy literario, un sello donde sólo importe la calidad, más allá de la fama, del número de seguidores en redes sociales y otras pantomimas que tanto se dan ahora. Pero, mientras ese día llega, sigo a la búsqueda de nuevas editoriales. En esta entrada quería hablar de Volcano libros, un sello que ha visto la luz recientemente y que toma como punto de partida el mundo de la naturaleza. Su web es tan maravillosa que tiene banda sonora, y ya os adelanto que es adictiva. Yo la uso a veces para inspirarme cuando escribo...
En medio de tantos proyectos, ¿cómo descubrí Volcano libros? De la manera más casual posible. Estoy escribiendo una novela libremente ambientada en las Orcadas. Aunque la fidelidad al paisaje no es lo que más me interesa de la historia, sí estoy trabajando con guías y leyendo mucho sobre esa fascinante zona. Un día, buscando información, di con el tercer título que ha editado el sello de Javier García: En islas extremas, ópera prima de la escocesa Amy Liptrot, con traducción de María Fernández Ruiz. Además de la coincidencia, lo que más me llamó la atención es que en la cubierta apareciera mencionado el nombre del traductor. Para mí, eso ya es una garantía editorial, una prueba de que ese sello merece que se le eche un buen vistazo. Desde luego, no me he arrepentido.
Volcano libros publica tanto ficción como no ficción (esto es, ensayo, novela, libro de memorias o libros de viaje) siempre vinculados a la naturaleza y a la relación que el hombre establece con ella. Una relación que, además de deteriorada, a veces parece que olvidamos.
Aunque ya había publicado Solo, de Richard Byrd, y Mad María, de Márcio Souza, yo llegué a ellos a través de la autobiografía de Amy Liptrot, una especie de diario personal de superación y de vuelta a renacer cuando uno cree que lo ha perdido todo. La obra obtuvo el Premio Wainwright al Mejor Libro de Naturaleza y Viajes de 2016 en Reino Unido y su lectura me conmovió mucho por la sinceridad con la que está escrito, por el testimonio de vida y la lección que encierran sus páginas: cómo la naturaleza puede a veces salvarnos de nosotros mismos.
Aunque sientas que no puedes seguir adelante, lo haces, solo conduciendo para mantenerte ocupado mientras las cosas se calman, cambian y toman forma hasta que se ve con claridad el camino por el que te llevará la vida. Yo continúo conduciendo por el mapa recuadro a recuadro. La agitación del pecho se me va atenuando imperceptiblemente. Como cuando iba en bici por Londres, el movimiento me alivia. Una noche me doy cuenta de que estoy más relajada y más normal, hasta incluso afortunada de vivir y trabajar aquí en las Orcadas.
Después de un tiempo fuera de su tierra natal, las islas Orcadas (un grupo de islas al norte de Escocia, la mayoría de las cuales están deshabitadas), Amy Liptrot, en medio de un pésimo momento personal, decide regresar a casa para intentar curarse. Su visión al volver es la de una nativa que ya es un poco extranjera en esa tierra de hermosa belleza, pero también algo inhóspita.
Esta valiente narración es el testimonio de cómo el contacto con el mar bravo, con el viento extremo, con aves, focas y orcas, acaban sacando a la luz la fortaleza que la joven tenía y que consideraba ya perdida. Es fácil empatizar con su narración sincera, cruda en ocasiones y emotiva en otras. Al fin y al cabo, ¿quién no ha estado perdido alguna vez?
En islas extremas es un libro que merece mucho la pena; se lee con facilidad e interés, y las vivencias de la autora dejan poso. Volcano libros es un sello del que estaré muy pendiente y al que deseo mucha suerte en su aventura editorial.