La que más



 


Qué difícil es protegerse de las cosas que más quieres.
Se nos vuelve la coraza de trapo,
los puños de mantequilla,
y en vez de balas disparamos bolas de algodón.
Qué complicado es defenderse de un mal
tan invisible como acariciable,
cuando solo quieres sucumbir a él.

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