Es hora de dormir. Has tenido
suficientes emociones este día.
El crepúsculo, luego el atardecer.
En la habitación titilan las luciérnagas, por aquí
y por allá, por aquí y por allá. Y la honda
dulzura del verano inunda la ventana abierta.
No pienses más en eso. Escucha
mi respiración, tu propia respiración;
como las luciérnagas, cada pequeño respiro
es un fulgor donde aparece el mundo.
Ya he cantado para ti suficiente esta noche de verano.
Al final lograré convencerte; el mundo
no puede darte visión tan sostenida.
Debes aprender a amarme. Los seres humanos
deben aprender a amar
la oscuridad y el silencio.
En la habitación titilan las luciérnagas, por aquí
y por allá, por aquí y por allá. Y la honda
dulzura del verano inunda la ventana abierta.
No pienses más en eso. Escucha
mi respiración, tu propia respiración;
como las luciérnagas, cada pequeño respiro
es un fulgor donde aparece el mundo.
Ya he cantado para ti suficiente esta noche de verano.
Al final lograré convencerte; el mundo
no puede darte visión tan sostenida.
Debes aprender a amarme. Los seres humanos
deben aprender a amar
la oscuridad y el silencio.