Los nuestros




Mi amor, que no es mi amor, que no me quiere
me la envidian hasta
los que venden jazmines.
Cuando en el Delicias
reímos sólo nosotros solos
y nuestras carcajadas van y abollan
la chapa del puestecillo
de San Juan de Letrán
o se ahogan en la fuente del Alpargate,
según se ponga el viento...
es lo más nuestro, la envidia de la charpa,
lo que alivia la pena
de no salir de aquí.