Hoy os dejo la última reseña que he hecho para la revista Culturamas sobre un ensayo que va a encantar a todos los seguidores de Sherlock Holmes y también a escritores y ávidos lectores. Un libro interesante y ameno que, lejos de la erudición vacía, nos adentra en el placer de la lectura. Pinchad aquí para leerlo directamente de la página, pero os dejo el texto también. Un placer.
Humanidad, humildad, honestidad. Tres características básicas de este magnífico compendio de ensayos sobre las lecturas de uno de los grandes de la literatura injustamente absorbido por la sombra de un solo personaje: Sherlock Holmes. Que Holmes siga alimentando series, películas y narraciones no implica que debamos asociarlo a su autor como si toda su vida dedicada a la lectura y escritura no fuera válida. Quizá es una pequeña exigencia indicada en las primeras páginas, dada la pasión de la que se nutren, no sólo sus escritos, sino también su vida.
Muchas conclusiones podemos extraer de este volumen. Una de ellas es la férrea voluntad de luchar ante las adversidades para lograr el objetivo de escribir, sin dejar de lado lo más importante: el gozo de leer, si bien es cierto que las circunstancias personales nos constriñen agriando nuestro carácter, lo que puede plasmarse en nuestros escritos. No por ello deja de ser loable la voluntad de un estilo propio, por lo general, un batiburrillo de nuestras lecturas, la amplitud de miras, la solidaridad con los necesitados y establecer conexiones entre las cosas. Todas estas cuestiones van moldeando nuestro cerebro, a medida que la curiosidad por diferentes tópicos y autores de distintas épocas se acercan a nuestras manos.
Su gusto por Scott, Poe, Stevenson, Macaulay, Coleridge, Maupassant, Tolstoi y un largo etcétera., son evidentes. Sorprenden algunos nombres y algunas ausencias pero, sin duda, siempre una palabra amable al diseccionar el estilo, incluso con ejemplos reveladores, de sus escritores y escritos favoritos. Sobre lo que no le gusta, no lo menciona, no vemos acritud en sus palabras. Valora el uso de la lengua por encima de los temas entre los que podemos encontrar ciencia o peleas de boxeo. Atraído por las mentes brillantes, considera que son imprescindibles para crear una impresión indeleble en los jóvenes.
Como filóloga, he sentido una veneración por el escritor más aún que por el personaje de Holmes, dada la naturalidad de sus pensamientos, a pesar de retratar autores de la literatura inglesa que resultan, en muchos casos, insufribles para el lector actual. No obstante y, a pesar de que pueden ser desconocidos para muchos, la lectura de esta obra nos impulsa a adentrarnos en lo esencial, en la pasión de lo desconocido, en el ansia del saber para ser mejores y escribir mejor, aunque no conozcamos las obras ni los nombres. Nada que ver con la pedantería elitista de Harold Bloom. Su lectura es un bálsamo para la estupidez que rodea la literatura, así como una delicia. Los seguidores de Sherlock Holmes también disfrutarán con sus curiosidades. La “puerta mágica” nos espera.
bertadelgadomelgosa@gmail.com
Pd. Puedes apuntarte a mi taller de crítica literaria en Culturamas