Luis Magrinyà: Estilo rico, estilo pobre.
Debate. Prólogo de José Antonio Pascual.
Si algo deja en evidencia Magrinyà en Estilo rico, estilo pobre (2015) es la importancia de revisarnos y que nos revisen. El estilo, ese indefinible ingenio, surge en gran medida del inconsciente. Para evitar resbalones no hay otra salida que la mutua y permanente vigilancia. Nadie está libre de culpa: no hay maestros del idioma, solo afanados. Sin gafas de aumento, sin examen constante, cuesta ver o no se ve.
Las lenguas son grandes hervideros, afectados por trasvases crecientes y numerosas inercias. Sin estudio, sin práctica, sin oído o intuición nos esperan el ridículo o el batacazo. Entre el estilo pobre y el estilo rico, debería ser posible transitar con dignidad. Hay que levantar de tanto en tanto los faldones de la mesa de trabajo, calzar las patas, acercar la labor a la ventana y observarla con luz crítica.
Estructurado en cuatro partes (Estilo rico, Estilo pobre, Algunas cuestiones gramaticales, Sexo y violencia), el autor presenta un catálogo de curiosidades literarias y periodísticas cuyo análisis da mucho de sí. Piensen en algunos de los grandes: seguramente estarán. El propio Magrinyà también está.
Qué difícil es escribir bien, dar con el ámbar mágico, que nada sobre ni falte.
Por orden de aparición, dejo algunas citas:
Por orden de aparición, dejo algunas citas:
«Pensar la lengua es la primera condición del estilo».
«El estilo consiste en la identificación de lo prescindible».
«Si es conveniente ser selectivos y moderados, también lo es ser precisos».
«Si una palabra puede valer para todo, entonces ¿qué significa?».
«En cuestiones de estilo, los automatismos no son bienvenidos».
«El estilo es algo más que reemplazo».
«Las palabras no van sueltas».