El escritor debe implicarse, vivir tan cerca como pueda experimentar cada dolor y conflicto del protagonista o del personaje. Sentir la palma de la mano sudorosa por la recogida de patata o el conflicto de un niño por ser el último en escoger su juego preferido en la escuela. El prisma desde donde el escritor mira la historia debe ser amplio y variado en cada una de sus caras; porque si solo se queda con un punto de vista el lector tendrá la sensación de que lo escribes no tiene verosimilitud. Y eso son palabras mayores, amigo. José Luis Sampedro denominó a esto catártica transubstanciación; es decir, según él, conocer bien a un personaje, también es cuestión de relajarse y dejarse llevar por las circunstancias. No hay que forzar ninguna situación. Porque quien maneja el cotarro no es el escritor, sino el personaje principal. Y para ello es necesario aprender a perder el control. Esto puede llegar a ser problemático en muchos casos, porque esta pérdida puede hacernos sentir indefensos ante la novela. Lo mejor es ver a los personajes sin forzar nada, como si estuviésemos mirándolos por un agujerito en sus casas. Veamos lo que dice el escritor americano John Gardner al respecto:
[...] el escritor tiene que aprender a salirse de sí mismo y a ver y sentir las cosas desde cualquier perspectiva, humana e inhumana. Tiene que ser capaz de dar a conocer de forma precisa y convincente cómo ve el mundo un niño, una joven, un asesino entrado en años o el gobernador de Utah. Tiene que aprender, por medio del examen minucioso de la ilusión en que se sume frente a la máquina de escribir, a distinguir las más leves diferencias en la manera de hablar y de sentir de los distintos personajes, con la misma imparcialidad y desapego que el propio Dios, reconociendo las virtudes y defectos de cada ser humano. Y puesto que no reivindica su visión particular sino la omnisciencia, no puede, por principio, amar a algunos de sus personajes y despreciar a otros.
Para ser novelista
J. Gardner
Para ser novelista
J. Gardner
Gardner es conocido por ser un importante profesor de escritura creativa, mentor y maestro de Raimond Carver. En su libro Para ser novelista, explica: Este libro es para el novelista que ya ha llegado a la conclusión de que es mucho más satisfactorio escribir bien que escribir sólo lo suficientemente bien como para llegar a publicar. Es un libro que recomiendo, donde el lector encontrará las respuestas a la preguntas de los alumnos de escritura creativa en todos nos hacemos. En este caso, Gardner nos explica la importancia del escritor por ver a través de los ojos del personaje en cuestión sin ningún tipo de prejuicio y poniendo todos los sentidos posibles. ¿Cómo habla un niño de niño de seis años y como una persona de ochenta?, ¿qué toca un sexador de pollos?, ¿cómo es el tacto? Lo más importante de todo es remitirse siempre al sentido común.
Y vosotros como escritores, ¿cómo os mimetizáis y perdéis el control para conocer y dar vida a vuestros personajes?
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Escrito por María Bravo
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