DULCE LOCURA 2017-12-02 14:59:00
Decimos, escribimos: amor
Por amor, con amor, de amor, decimos.
Lo hacemos.
En nombre del amor, pretendemos explicar,
pretendemos disculpar, pretendemos domar
instintos, tempestades y desdichas.
Pretendemos curar, corregir,
mover el universo,
encerrarlo en sus escasas letras.
Amor, decimos.
Y en esa breve cáscara
caben sacrificio, lascivia, ternura,
fraternidad y deseo.
Caben lo sagrado y lo ilícito.
Caben Dios, Patria y crímenes.
Caben cobardes excusas y novelas baratas.
Caben obras magníficas, anulación y orgullo.
Caben generosidad y locura.
Caben razones, desolaciones y quimeras.
Caben santidad y cabe engaño;
caben desinterés, soborno, llama, lumbre,
paraíso y ruina.
Muerte y vida, caben.
La grandeza de espíritu,
la servidumbre del cuerpo, caben;
la unidad del todo y la fracción del pan.
También caben batallas en campos de edredones
o a punta de pistola.
La fiel dedicación a la propia tarea,
el trabajo de la paciencia y la bondad, son amor
y la voraz mirada de las madres.
Amor es fuego con su destrucción purificadora
y su regazo cálido.
Amor es un corazón sangrante.
Amor es el eslogan para rosas, bombones,
o brindis con champán a la luz de las velas
o la luna.
Amor dicen vender rufianes y santeros.
Amor confían tener quienes compran diamantes
viagras y cierta lencería.
Amor prometen, horóscopos, donjuanes,
agencias y libros de autoayuda.
Amor decimos pero qué decimos
con ese usado, manoseado, banalizado,
degradado, profanado, sobrevalorado
y milagroso nombre.
Decimos el nombre más común
y sin embargo, amor,
el amor, al igual que el mercurio
que la alquimia trasmuta,
se estrena, radiante y virginal,
cada vez que lo decimos,
lo escribimos
o lo hacemos.
Porque amor no es aquello que se quiere sentir
sino aquello que sentimos sin querer