Vicente Aleixandre
Como un silbido a veces, como un grito,
astillas de cristal en la garganta,
la percepción del frío y el metal
del agua que en el mar es obsidiana,
sobre la piel quemada, cicatriz
que añora ahora en vano las heridas;
o es el aplauso rutinario y triste
de cuerpos que entrechocan cuando se aman
y tejen un capullo con la seda,
o el vaho en el espejo que algún día
el tiempo nublará sin que ya importe
la imagen que refleja si no es tuya.
Y no sentirte más, y no sentirse
tampoco en otros cuerpos, ni ser nadie,
mirar al frente y solo ver vacío;
volverse y ver que atrás no queda nada.
Saberse un eslabón de la cadena
de nombres que son polvo y no ser más
que el monstruo con grilletes que la arrastra.
Marcos Matacana Martín, de Silva de varia erección (Cuadernos de humo, 2017).