José Ángel Leyva
(México, 1958)
La perra
Para Antonio Gamoneda,
desde Un armario lleno de sombra
desde Un armario lleno de sombra
Ha venido la perra a lamerte los zapatos
Ronronea y se pone a jugar patas arriba
Espera a que le rasques y acaricies con la suela
El animal carece de memoria no tiene dignidad
La humillación parece ser el fundamento de su especie
—te inquieres con rabia y no puedes evitar la repugnancia
Ayer con otros niños la viste perseguida y montada por los perros
Decidieron castigarla por asco o por mostrar carácter
El magisterio del amo o de quien aprende a someter al débil
pasaba por la fuerza y el juego ingenioso de los jueces
La colgaron por las patas traseras a una viga
Aullaba la piñata de dolor entre risas y gritos de muchachos
La sacudían a palos le picaban con fruición el ano y la vagina
El dolor ajeno es impermeable a las cuestiones
Son tiempos de guerra pensabas al emerger en ti
un pulso de piedad o de conciencia
Decidiste entonces frenar el juego
Por años la imagen de la perra te persigue
Es fiel a tu dolor y a su tortura
Cada mañana aparece en la puerta de tu casa
En su mirada ciega los ojos son los mismos
que preguntan por qué desde la infancia
De su De tres cuartas partes
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Carles Duarte,"El dios de la ternura” Trad. de Carlos Morales Col. «Cuadernos del Mediterráneo» Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca, 2005. |