Ella no ha pedido
el papel de sumisa
en la fiesta,
reniega de él,
pero lo hace bajito,
como para ella,
como para las otras mujeres
que vienen de toda la vida
arrastrando esta pesada piedra.
Ella no ha elegido,
agachar la cabeza,
vivir peor,
aguantar más.
Ella no ha elegido,
pero no se rebela,
no sabe cómo hacerlo,
no encuentra a qué asirse
en este mundo de hombres,
pensado para hombres,
que por supuesto
las quieren esclavas,
calladas,
en casa,
haciendo la comida,
haciendo la cama,
limpiándolo todo,
lavando la ropa,
cuidando a los hijos,
a los padres,
a los enfermos,
haciendo la compra,
haciendo la cama,
haciendo calceta,
haciendo de todo
menos pensar.
En dónde está escrito
que no pueda soñar,
que no pueda opinar,
que no pueda cambiar.
Ella no sabe
dónde está la salida,
porque el mundo la quiere
sumisa y perfecta.
*
¿Por qué ha de importarme
que dentro de 50 años
nadie me recuerde?
Ahora escribo más,
que duda cabe,
pero no necesariamente escribo mejor,
me da la sensación en ocasiones
de tener a alguien
leyendo por encima de mi hombro,
alguien censurando, aplaudiendo,
alguien decidiendo
si merece la pena o no.
Y no quiero,
no me da la gana,
yo nunca escribí
para que otro decidiera por mí.
Siempre escribí para salvarme,
para hacerme a mí misma
entendible la realidad,
esa que tantas y tantas veces
se me puso de manos,
que me hincó
con tanta furia la garganta.
Pepito Grillo dice
que me repito,
¡ cómo no!
¿De que otra cosa voy a hablar
si no es de la vida?
¿Cómo no voy a sangrar
versos y más versos
de aquello que me arde por dentro?
*
No tener donde caerte muerto,
acaso te preocupe,
desconoces que la muerte
siempre es gratis,
que nadie queda
por encima de la tierra.
Es mucho peor
no tener donde caerse vivo,
no tener con quién
caer,
las veces que haga falta.
Te cansarás de atesorar
riquezas a deshora,
darás tu alma a quien sea
por hallar al menos
una mano
que te borre el frío.
*
¿A quién gritan?
¿A quién reclaman?
¿Por quién escriben?
¿Qué cosas les queman la garganta?
Ana Wiya Kasha