[ 1 ]
Salgo al poema, que es la vida,
a la sabidurìa de los pasos
y a su sencillo envès,
me llevo la doble Torà de la vigilia
y el conocimiento antiguo de los mapas;
suenaTannhäuser –a cielo abierto– en la puerta,
he visto cosas que jamàs creerìais,
sì, el rocìo en el pico de las ocas,
cuerpos en llamas màs allà de los sentidos,
y todo se consuma en este aleph de tinta,
y lo que [ es | se ] licùa en el espejo de la noche
que se fue a negro, con tu ropa interior, hace rato,
entonces me das cuenta de que estàs a solas
con la antìfona de ti misma,
es hora de partir,
antes de que llegue la luz
al camino
y la balanza al sentido.
[ 2 ]
– Ballard espera su aviòn.
Y tù armas una chaqueta de
Purificaciòn Garcìa.
La niña se rìe de tu pose
cartesiana cuando buscas
la ilusiòn màs bella en el duty free
de la mañana,
y se te enredan las venas,
y el iris te ve por ùltima vez
a un poeta sentado que duda
tu vuelo, y le crees cuando dice
que siempre debe cobrarte en negro.
Lonjas en los ascensores del primer mundo
que entretenidos suben y bajan
su aire embalsa(ma)do en fragancias
caras, y amanece la estadìstica
y su memoria
de cuerpos exhaustos que sueñan rutas iniciàticas,
atajos quizàs algo cercanos a la vida
y a sus (arrabales materiales).
[ 3 ]
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se ha quitado el recurso que
està buscando
se le ha cambiado el nombre
o no està disponible
en este momento
deberìa buscar fortuna y rosas
en otra parte
Polaroid urgente de tu làgrima
notaria
de un vacìo cierto
cuando el amor es una maleta
abierta
en una cama doble
en una casa simple
que te abandona
al callejero de Pamplona
sin verso de vuelta
junto al dorso antiguo
de la carne
y de sus nombres
[ 4 ]
Marìa Kodama hace caja; Nueva York
ejercita su condiciòn urbana
y la lluvia se detiene
en las fotos de Central Park.
Despuès, llega, corriendo,
repleta de bolsas
y en sus malentendidos tacones altos.
Estoy sentado, me apura el tercer ¿què hago yo aquì?
– ¿No vas a la conferencia?
– No.
Y la tarde se convierte
en un pequeño acontecimiento que nos elige
para asistirla, a la espalda cuatro dìas de agua,
y tù rìes, mineral.
En unas horas China Town nos atiende en su perpetuo
anochecer, mientras, alguien habla de Cortàzar
–en la penumbra del primer mundo–
a una panda de jubilados de nuestra vida.
Luis Colder, Del álgebra de la palabra (Baile del Sol, 2017)-
http://bailedelsol.org/index.php?option=com_booklibrary&task=view&id=819&catid=115&Itemid=427