hace ya mucho tiempo, uno de mis maestros (modernos, en este caso, no antiguos), de los pocos vivos que he reconocido hasta hoy como tal, me dijo al hilo de una conversación sobre artistas (aunque extrapolable a todo lo demás): nada de purismos, desconfía siempre de ellos, no interesan, de ahí a la radicalización y la obcecación, quien te diga eso es un retrógrado, nunca lo olvido... y a mí en concreto los maestros, modernos o antiguos, me tienen que convencer, no me vale que me digan que sí o que no sin más, porque con eso sólo no me convencen, lo considero proselitismo y todo lo que me suena como tal me hace ir justo por el lado contrario (tuve ya suficiente con los curas), pero él, con algunas cervezas y argumentos de mucho peso, fluidamente y sin querer ganar ninguna causa ni guerra, me convenció... cosa nada fácil, por otro lado, porque ya por aquellas yo era un joven anti todo y rebelde, pero, por empatía con su filosofía e iluminación, lo consiguió... han pasado ya muchos años desde entonces, pero jamás olvido lo que me dijo: purismos no, radicales y mandarines no, opresores de cualquier género y tipo no, cerebros y corazones libres sí... asimilé bien aquella lección...
Vicente Muñoz Álvarez