La Posguerra Italiana, nuevas técnicas de restauración II, Proyecto Mantegna

En 1994 la Sopraintendenza per i beni stonci e artistici del Véneto encargó una operación de inventariado y conservación de los fragmentos de los frescos de Mantegna de la Capilla Ovetari para saber cuál era su estado y poder intervenir, protegiendo y consolidando allí donde fuese necesario. Además con este proyecto se quiso abarcar otra finalidad: valorar la posibilidad de reconstruir  otras zonas de pintura usando tecnología informática.

Este cometido tuvo que hacer frente a numerosas dificultades: elevado número de fragmentos, unos 80.000, que no respondía a ningún criterio establecido. Además los trozos que habían quedado en la parte baja de las cajas se habían desmenuzado.

Se compraron cajas nuevas con cajones, se procedió a guardar los fragmentos con un escrupuloso criterio, por clases homogéneas: verdes, azules, dorados, dibujos monocromos, etc. y allí donde era posible subcategorías, por ejemplo, azules con dorados. A continuación se marcaron con una identificación alfanumérica: el número identificaba la caja y la letra el cajón.

Se intervino sobre los fragmentos según una secuencia de operaciones:

-Prefijación, cuando era necesario, de la película pictórica con resina acrílica disuelta en agua (Primal® AC-33 disuelto en agua en proporción 1:10).

-Limpieza superficial del polvo con un pincel suave.

-Remoción de polvo y depósitos grasos de película pictórica con esponjas y pinceles con una disolución acuosa de pH ligeramente básico.

-Limpieza con agua destilada.

-Unión con adhesivo cianoacrilato de los fragmentos para los que se había encontrado puntos de unión seguros.

-Consolidación de la parte trasera con resina acrílica en solución (Paraloid® B-72 en diluyente Nitro® al 3%).

-Una vez evaporado el solvente, numeración de los fragmentos en la parte posterior. Para que la numeración no se borrara con el tiempo, se empleó rotulador negro con punta semirrígida, previo tratamiento y consolidación de la parte trasera.[1]

Se creó un inventario digital con las fotografías de ambos lados de cada fragmento. Esta documentación y la aplicación de los algoritmos matemáticos adecuados, permitió “jugar” con los fragmentos sin tocarlos y, por tanto, sin deteriorarlos.

Una vez creado el catálogo digital, se procedió a imprimir a tamaño natural las escenas de todas las paredes para utilizar esas impresiones como ayuda y confirmación de la posición de los fragmentos. Se trabajó con las fotografías que habían hecho,  los hermanos Alinari y Domenico Anderson entre 1885 y 1898, documentación fotográfica que constituye un instrumento insustituible para el estudio de los frescos. No obstante, la operación tropezó con problemas. Las fotografías eran en blanco y negro y las dimensiones de la capilla no coincidían exactamente con las actuales, por lo que las fotografías se tuvieron que distorsionar levemente. Nunca se fotografío la decoración pictórica en su totalidad: faltaban los marcos pintados que delimitaban las escenas. Fue necesario hacer una integración virtual.

Con la base de datos digital y las reproducciones más o menos exactas, mediante técnicas de reconocimiento de la imagen, era posible calcular, con un bajísimo porcentaje de error, la posición y orientación de cada fragmento. Este proceso se denominó “anastilosis informática“. Respecto al método tradicional, la conservación era más segura y menor el coste económico, de tiempo y humano.

La anastilosis informática se completó con una investigación documental histórica y un estudio de colores y de las pinceladas de los frescos conservados. Se extrajeron micromuestras de los principales colores y se observaron secciones transversales lúcidas con microscopia óptica (MO) y electrónica de rastreo (SEM). El estudio se enriqueció con el microanálisis por energía dispersa, con la finalidad de determinar cualitativa y semicuantitativamente los elementos químicos presentes en las capas de color y preparación.[1]

El análisis matemático de la reconstrucción se basó en el reconocimiento óptico de objetos y trabajó comparando la imagen de un fragmento con el contexto pictórico de donde provenía. Una vez encontrada la posición del fragmento, fue necesario concretar su correcta orientación. Para ello, el método de análisis utilizado se basó en el presupuesto teórico fundamental de que una imagen digital puede descomponerse y recomponerse por medio de un conjunto de imágenes, base que son sustancialmente invariables respecto a la rotación: la comparación de esta descomposición del fragmento en invariantes, base con la relativa del fresco era suficiente para establecer si coincidían o no.

La posición del fragmento se realizó mediante el cálculo de probabilidades que el ordenador ejecutaba rápidamente recurriendo a uno de los algoritmos más importantes de todo el tratamiento digital de las señales, el llamado Fast Fourier Transform (FFT)

Entre 1998 y 2000 se realizó una experimentación del método con 1000 fragmentos correspondientes a la escena del Juicio de Santiago. Ante los buenos resultados, se llevó a cabo un proyecto a gran escala llamado “Proyecto Mantegna”. Fue encargado al Departamento de Física de la Universidad de Padua y se planificó entre 2000 y 2001.

El 22 de octubre de 2001 el “laboratorio Mantegna” inició su actividad estructurada en tres fases consecutivas:

-Fragmentación. El operador debía “recortar” de cada fragmento digital una porción de forma circular lo más extensa posible u que contuviera elementos pictóricos significativos.

-Elaboración. Dicha porción de fragmento era elaborada por el ordenador sobre la escena elegida. El cálculo restituía una secuencia de posiciones posibles ordenadas según el coeficiente de correspondencia (matching).

-Análisis virtual. El operador era capaz de leer el contexto en que se posicionaban los fragmentos del ordenador en base a elementos objetivos: contenido pictórico externo a la parte circular “recortada”, eventual información sobre colores u contornos de fragmentos ya colocados, etc. Analizaba la posición, la valoraba y confirmaba o negaba la efectiva localización del fragmento. Todas las posibilidades venían dadas por el ordenador en orden decreciente de coeficiente de correspondencia.

Autor: Laboratorio Progetto Mantegna
Datos Biográficos: Escena restaurada del Milagro de san Jaime yendo hacia el martirio. Los recuadros rojos indican la posición de los detalles ampliados
Datación: 1994
Materia/Técnica/Formato: Fotografía
Soporte:

Medidas:

Papel

70 x 70 cm.

Clasificación Genérica: Instalación
Forma de Ingreso: Préstamo
Fecha de Ingreso: 2013
Número de Registro: AD78526

 

Autor: Laboratorio Progetto Mantegna
Datos Biográficos: Escena restaurada del Juicio de San Cristobal. Los recuadros rojos indican la posición de los detalles ampliados
Datación: 1994
Materia/Técnica/Formato: Fotografía
Soporte:

Medidas:

Papel

70 x 75 cm

Clasificación Genérica: Instalación
Forma de Ingreso: Préstamo
Fecha de Ingreso: 2013
Número de Registro: AD78566

 

Autor: Laboratorio Progetto Mantegna
Datos Biográficos: La llamada de Santiago. Los recuadros rojos indican la posición de los detalles ampliados
Datación: 1994
Materia/Técnica/Formato: Fotografía
Soporte:

Medidas:

Papel

70 x 40 y 70x 60 cm

Clasificación Genérica: Instalación
Forma de Ingreso: Préstamo
Fecha de Ingreso: 2013
Número de Registro: AD65872

En las anteriores imágenes se puede observar la labor de la restauración llevada a cabo durante años. Desde 1944, cuando Cesare Brandi se hizo cargo de la operación de la restauración de los frescos, hasta nuestros días, que gracias a los avances informáticos se puede trabajar más eficaz y rápidamente. Sobre paneles, reproduciendo en colores grises las escenas, se dispusieron los fragmentos identificados, reintegrando las partes entre un fragmento y otro con colores a la acuarela del trazo vertical rigatino. De esta manera se respetaron los principios de reconocimiento y reversibilidad, pero al mismo tiempo se restituyó a la capilla su efecto decorativo y se revalorizó la pintura original.

 

[1] [1] Unicum. La capilla Ovetari o la tares de recomponer un puzzle. pág. 5

[1] Unicum. La capilla Ovetari o la tares de recomponer un puzzle. pág. 4


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