Lo primero que hago al despertar de la pesadilla es comprobarme la respiración. La oscuridad irradia exquisita el papel. No recuerdo la última vez que dormí sin sombra. Ya soy como ella, dama de cristal y frío; con el bisturí en los pulmones; con la destemplanza perpetua en los dedos.
Celeste Pérez Fernández