Tengo una colección de amantes.
Cuando me aburro están conmigo;
y los comparto con otras chicas,
cuando me da la gana.
Y los vecinos lo saben,
pero no les parece bien.
Los traiciono,
los sustituyo,
pero ni uno solo se ha dado cuenta
de que el techo de mi habitación
es un mapa,
no un territorio.