BODAS
Follamos con desconocidos, a veces en lugares inmundos
y con el corazón bien lejos del pecho ensayando un latido
engañoso
Pero lloramos en las bodas.
Nos repetimos una y otra vez que esta vez será la última,
que nunca más, que nunca menos,
que nunca igual y que nunca NUNCA.
Pero, presas de un pánico ignoto,
volvemos a abrazarnos al drama e ignorar la calma.
Elegimos el vino al agua, la espina a la rosa.
Y sin saber por qué ni cómo, lloramos en las bodas